El Mar Egeo –cuyo nombre proviene del rey ateniense Egeo, que se arrojó a este mar creyendo que su hijo había sido devorado por el Minotauro– desempeñó un importante papel en el desarrollo de la Antigua Grecia. Localizado entre Grecia y Turquía, sus aguas sirvieron de protección a esta civilización junto con las montañas de la península de los Balcanes.
Debido sobre todo a su manera de entrar en la tierra a través de calas y entradas que proporcionaban kilómetros y kilómetros de litoral, el Mar Egeo permitió a los habitantes de la Antigua Grecia prosperar tanto por medio de la pesca como del comercio. La mayoría de poblados se levantaban cerca del Mar Egeo y crecían a su alrededor.
Salpicado por numerosas islas, el Mar Egeo también contribuyó a la forma de gobierno de la Antigua Grecia, aunque en este sentido lo que fue fundamental son las montañas de la península de los Balcanes, que aislaron a las ciudades y los estados entre sí.
Como resultado, la nación de Grecia nunca estuvo unida bajo un solo gobierno central, sino que se componía de regiones más pequeñas conocidas como ciudades-estado, cada una con su propio gobierno local.
El artículo La Antigua Grecia y el Mar Egeo ha sido originalmente publicado en Cultura10.