Finlandia es una república del norte de Europa que alberga miles de lagos, numerosos ríos y extensas zonas pantanosas. Además, se trata de un país muy boscoso.
Los sami o lapones fueron los primeros pobladores de Finlandia, aunque fueron obligados a desplazarse hacia el norte, a las regiones árticas, cuando llegaron los fineses, hacia el primer milenio antes de Cristo.
Las repetidas incursiones de los fineses en la costa escandinava hicieron que el rey Erico IX –el rey de Suecia– tomara la decisión de lanzarse a la conquista del país en 1157. Como resultado, Finlandia se convirtió en parte del reino de Suecia y adoptó el cristianismo.
En 1809, la totalidad de Finlandia había sido conquistada por Alejandro I de Rusia. La rusificación de Finlandia (1809-1914) socavó el poder político e hizo del ruso el idioma oficial del país. Sin embargo, el país declaró su independencia el 6 de diciembre de 1917, aprovechando la revolución rusa.
El 30 de noviembre de 1939, la URSS atacó Finlandia después de que esta se negara a ceder a su demandas territoriales. A pesar de que opusieron una fuerte resistencia, tres meses después se acabaron viendo obligados a ceder a los soviéticos un terreno de más de 40.000 kilómetros cuadrados.
Más tarde, en 1941, los finlandeses se unieron a los nazis contra Rusia, pero fueron derrotados de nuevo y obligados a ceder el área de Petsamo a la URSS. En 1948, las dos naciones firmaron un tratado de amistad y ayuda mutua. La política exterior de Finlandia durante toda la era de la guerra fría fue de no alineación.
El artículo La historia de Finlandia (parte I) ha sido originalmente publicado en Cultura10.